Un nuevo espacio dedicado a la profundización del ser, pues sólo tomando conciencia de lo que somos, de lo que nos rodea, de lo que nos afecta, nos motiva e interesa, es como podemos desarrollarnos y emprender el camino que nos conduzca a la realización personal.

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viernes, 29 de mayo de 2015

Focalizar el interés

Obra de Bartolomé Esteban Murillo
Uno de los problemas con el que podemos encontrarnos a la hora de hacernos conscientes, es la dispersión en la que solemos vivir. Nuestro pensamiento va de aquí para allá a velocidad de vértigo, distrayéndonos de la concentración y el interés que deberíamos poner en las cosas. Sin duda cuando tenemos un interés en algo concreto nos resulta más fácil concentrarnos en ello y descartar el resto de acontecimientos, objetos o pensamientos que no se relacionen directamente con nuestros intereses. Veamos un ejemplo, aquellas personas a las que le gustan los libros, cuando pasean por la calle, muy probablemente se vayan fijando en las tiendas de libros que pueden ir encontrando; aquellos que se vuelven locos por las motos, parecen ver más motos que cualquiera de los demás viandantes que les acompañan. ¿Qué nos está diciendo este ejemplo? Que aquello en lo que centramos nuestros intereses es lo que surge ante nosotros prioritariamente

Y esto no sólo sucede con aficiones más o menos declaradas, sino con cualquier tipo de pensamiento. Así vemos que aquellas personas que se centran en pensamientos más o menos tristes, sólo ven tristeza a su alrededor; mientras que aquellas personas que derrochan optimismo suelen ver facetas de la vida mucho más agradables y bellas. Recuerdo en una ocasión en la que escribí un texto en mi otro blog en el que derroché alegría y optimismo, y cuál fue mi sorpresa al leer un comentario de uno de mis lectores que decía: "Oh, qué triste". Me quedé tan perpleja que me puse a releer el texto para comprobar si había dejado traslucir algún tinte de amargura en él, pero lo cierto es que nada más lejos de la realidad, el texto no contenía ni un ápice de melancolía, y entonces me di cuenta de que en aquel texto además de lo que yo escribía podía encontrarse lo que cada lector pusiera de su propia cosecha; es decir, si el lector era alguien pesimista vería en mis palabras signos de gran tristeza, mientras que si era optimista no tendría problemas en detectar la alegría que traslucía el escrito; y por supuesto, para tranquilidad mía, tambíen habría lectores que simplemente leyeran con objetividad el escrito sin añadir sus propios prejuicios y que posteriormente cada cual tomara la posición que el texto le hubiera inspirado de acuerdo a su propia personalidad pero sin alterarlo.

En los inicios del cine, cuando se empezó a aplicar la técnica del montaje se pudo estudiar y analizar cómo el contexto puede modificar y añadir interpretaciones a imágenes que en sí mismas no las contenían. Así, en lo que se llamó el efecto Kuleshov se mostraba el rostro neutro de un hombre de quien, dependiendo de la imagen que se mostraba inmediatamente después, cada espectador lo juzgaba de diferente manera. Las tres imágenes que acompañaban a aquel rostro neutro e inexpresivo eran, una niña muerta, un plato de sopa y una mujer seductora. Para sorpresa de quienes estudiaron el fenómeno pudieron constatar cómo los espectadores asignaban elementos de tristeza, glotonería y lujuria al mismo personaje dependiendo de la imagen que veían a continuación.

Para nuestra buena salud mental es muy bueno aplicar unas ciertas "medidas higiénicas" a nuestro pensamiento y a nuestra actitud, y esto nos lleva a la importancia de enfocar bien nuestros intereses y hacerlo de la manera más adecuada y beneficiosa posible. Centrar el interés en lo que va a ayudarnos a ser mejores y más conscientes, en vez de centrarlo precisamente en lo contrario.

Y quizá algo más, además de focalizar de la manera más adecuada nuestros intereses lo más positivamente posible, no estaría del todo mal añadir algo más y es el decidirnos a ampliar el rango de nuestros intereses en lugar de estrecharlo para así contribuir con un excelente método para desarrollar la consciencia.

Focaliza tu interés de la mejor manera posible, porque, no lo olvides, aquello que piensas es lo que ves.


viernes, 15 de mayo de 2015

Profundizando en el Tarot

Vimos en el artículo anterior la importancia del Tarot, así como de otros múltiples oráculos, para hacernos conscientes de lo que sucede, tanto de nuestras actitudes como de situaciones e incluso actitudes del entorno que puedan ayudar a obtener una visión más certera de aquello que necesitamos realizar, no sólo para nuestro interés personal sino para el interés general. Y creo que es importante matizar esto, puesto que no se trata de hacer uso de información privilegiada para nuestro propio beneficio egoísta, sino que lo que intentamos es apoyar el interés general, incluidos cada uno de nosotros dentro del mismo, por supuesto.

Pero en el artículo anterior surgía una pregunta: ¿Quién habla a través de estos oráculos?

En primer lugar habría que destacar que tanto las cartas como otros sistemas oraculares son principalmente vías de comunicación que cuentan con un lenguaje simbólico determinado. Cuando hablamos de vías de comunicación, hablamos de elementos materiales que nos permiten emitir y recibir información. Así un teléfono, por ejemplo es una vía de comunicación; un instrumento que permite que alguien haga uso de él para comunicarse con otro y ofrecernos la posibilidad de compartir información.

Para que un teléfono haga su labor se necesitan varias cosas. Por supuesto que el canal que permite la comunicación esté en perfecto estado. Ademas, se requieren dos interlocutores, uno que llama y otro que recibe y decide contestar o no. La comunicación puede romperse en el momento en que uno de los dos interlocutores decida cortar la llamada.

Pero además de ese medio material, ese teléfono que hemos utilizado en nuestro ejemplo, se hace necesario el conocimiento de un idioma determinado. Si uno se dispone a descolgar el teléfono y quien llama es alguien que no habla nuestro idioma, la consecuencia será una imposibilidad material de entendimiento. Por tanto, conocer el lenguaje y determinar en cuál vamos a hablar es un paso muy importante. Y así enlazamos con lo que es el Tarot: una vía de comunicación material puesto que son unas cartas que podemos tocar, mover y mirar; y unos diseños dibujados en esas cartas que constituyen el lenguaje simbólico que a medida que se va aprendiendo dirá más y más cosas.

La persona que utiliza las cartas sería uno de los elementos de la comunicación, pero ¿y el otro, quién o qué es? Está claro que nadie puede dar una única y definitiva respuesta a  esta pregunta, pero yo me voy a inclinar por dos vías que pueden muy bien complementarse en vez de que una descarte a la otra.

Para mí hay dos entidades que nos hablan a través de las cartas. Una de ellas, la que suele ofrecer menos problemas a la razón de muchos, es nuestro propio ser interno, ese ser que sabe y conoce y al que tan poco escuchamos a veces; ese "yo mismo" más sabio, esa "propia conciencia" que nos dice en nuestro fuero interno tantas cosas que a veces no queremos escuchar y acallamos con multitud de tareas; ese subconsciente que nos conoce perfectamente porque somos nosotros mismos pero sin tantos límites como nos imponemos e incluso permitimos que nos impongan. Al hablar a través de las cartas nos permitimos ser nosotros mismos de verdad. Eso implica el trabajo de liberar nuestra mente y limpiarla de prejuicios e ideas fijas.


Obra de Fra Angélico
En cuanto a la otra entidad que nos habla a través del Tarot, obviamente me refiero a entidades de tipo esotérico, seres con más conocimiento que nosotros y que nos ayudan a través de diferentes medios, pudiendo ser uno de ellos el Tarot. Estoy convencida de que lo que vemos con nuestros ojos no es lo único que existe, y así considero que no tiene nada de extraño que existan esos seres con mayor sabiduría, los podamos ver o no. Para mí, los que hablan a través de las Cartas son los ángeles, así como  seres espirituales superiores que podrían ser denominados maestros.

En cualquiera de los casos, y como digo, sin que uno tenga que excluir necesariamente al otro sino complementarse, el Tarot es una excelente manera para profundizar en aquello que puede hacernos mucho mejores.